de mi mochila turquesa...

y con la
mirada
baja,
suspiran-
do al pen-
sar lo
que pudo
y no tuvo
nunca,
se rindió
a la vida.
Y la muer-
te jugó
su carta
más alta
en el
momento
que se
jugaba
todo: donde
ya el
destino y
el azar
se conju-
gaban
y formaban
una sóla
fuerza
arreme-
tedora.
Con su
último
aliento
bajó sus
párpados
hasta que
las negras
pestañas
tiñeron
su rostro
de un tin-
te oscuro
y en el
preciso
momento
en que su
lágrima
entró en
contacto
con el
frío suelo
la muerte
recogió
las fichas
ganadas
en la
apuesta.
Pero como
el universo
perdura
a través
de los evos
gracias a
un incompren-
sible equili-
brio; otra
lágrima
trajo un
alma a
estas
tierras y
como suele
pasar, la
vida humil-
demente
subió la
apuesta,
segura
esta vez
de sus
cartas.

Ella posee una bellezainnata, inconsciente. Esa belleza cada tanto se despierta y aparece súbitamente al sonreír, cantar, respirar. En cada acto cotidianoirrumpe sin previo aviso, sin respeto por la cordura. Es cuando sus labios invitan, cuando sus cabellos brillan sin igual que a él lo asalta la necesidad dehacerla suya, de exhibirla y resguardarla de todos los ojos invasores que la rondan. Es ahí cuando ella lo puede, cuando se vuelve irresistible y duele no tenerla. Es ahí cuando ella lo mira y el embelesamiento es mutuo, el fuego de sus miradas se une y los despierta, los atonta y los enfrenta en una guerra donde ambos desean ceder y es sólo el orgullo el que osa separarlos y postergar así el momento, avivando así aún más el fuego.


y hay mas.
en el segundo fue muy cansador hacer "enter" igual que en la tira de la mochila
pero bue